Había una vez, en las coloridas tierras de Riosucio, Caldas, un pueblo lleno de historias y tradiciones. Entre ellas, se destacaba la enigmática y fascinante historia de la arriería, un oficio que había sido parte esencial de la identidad de la región durante siglos.
En aquellos días, cuando el transporte moderno aún era un sueño lejano, los arrieros eran los valientes viajeros que se aventuraban a recorrer caminos empinados y senderos intrincados, llevando consigo la carga de la región: café, mercancías y los sueños de un pueblo.
Un joven llamado Pedro había crecido escuchando las historias de los arrieros y soñaba con convertirse en uno de ellos. Su padre, arriero de profesión, le contaba relatos fascinantes sobre los desafíos y las aventuras que enfrentaban en cada viaje. Los ojos de Pedro se llenaban de asombro y su corazón se encendía con la pasión de seguir esos pasos valientes.
A medida que crecía, Pedro se adentraba cada vez más en los secretos de la arriería. Aprendió a cuidar y cargar mulas, a mantener sus herraduras y a elegir los mejores caminos para evitar peligros. Se sumergió en la rica tradición de la música de arriero, escuchando las melodías que llenaban el aire y contaban las historias de los hombres y mujeres valientes que llevaban en su espalda el sustento de la región.
Finalmente, llegó el día en que Pedro decidió que era hora de seguir los pasos de su padre y convertirse en un arriero. Con su corazón lleno de emoción y determinación, preparó su mula y cargó su primera mercancía. Las calles de Riosucio se llenaron de emoción y los lugareños lo despidieron con lágrimas y abrazos, sabiendo que estaba emprendiendo un viaje lleno de desafíos y recompensas.
A medida que avanzaba por los senderos montañosos, Pedro se encontró con paisajes impresionantes, ríos caudalosos y valles interminables. Se enfrentó a tormentas furiosas y caminos peligrosos, pero siempre encontraba la fuerza y la valentía para seguir adelante.
A lo largo de su viaje, Pedro descubrió que la arriería no solo era un oficio, sino una forma de vida arraigada en la cultura y la identidad de Riosucio. Los arrieros eran más que simples transportistas; eran guardianes de tradiciones, historias y lazos comunitarios. Pedro se convirtió en testigo de cómo su trabajo ayudaba a mantener viva la economía local y a mantener la conexión entre las comunidades.
A lo largo de los años, Pedro se convirtió en uno de los arrieros más respetados de la región. Su nombre era sinónimo de valentía y perseverancia. Contaba historias de sus viajes a los jóvenes que soñaban con seguir sus pasos, inspirándolos a abrazar la tradición y el legado de la arriería.
Hoy en día, en Riosucio, Caldas, tras las huellas de los arrierosAgregue la descripción de su producto que será útil para sus clientes. Agregue las propiedades exclusivas de su producto que harán que los clientes quieran comprarlo. Escriba su propio texto y ejecútelo en Propiedades de la tienda en la pestaña Estilo.

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"EL CAMINO REAL EN LA HISTORIA ANTIGUA DE RIOSUCIO"

 

 

PRÓLOGO

 

“El Camino real en la historia antigua de Riosucio” es un acercamiento que busca resolver una inquietud personal del autor y dar algunas respuestas a las preguntas que se hacen los visitantes al mercado “CAMINO REAL” el porqué de este camino, ¿Qué se sabe de él? ¿Por qué y para qué se construyó? ¿Quiénes lo trazaron y lo usaron? Son algunos de los temas que llevan a realizar esta búsqueda de información, a reunir y presentar datos y soportes históricos que conducen a dar algunas respuestas.

 

El libro que presenta esta información es el resultado de un proceso de investigación a través de documentos y de testimonios orales, adelantado por Carlos Mario Hoyos P. Es una importante recopilación y análisis documental que va estructurando y articulando los datos para entregarlos en varios capítulos; apoyado en la información sobre los Caminos Reales, también hace aportes y reflexiones que conllevan a que se tenga noticias del entorno, de la importancia para la economía, la cultura y de la implicación de las rutas trazadas para determinar

la ubicación de los pueblos y otros aspectos de trascendencia. Se advierte desde el inicio que el tramo primitivo sobre el que se narra ya no existe, sí se encuentran testimonios y testigos de su existencia, la cual hizo parte de la ruta que unía a Lima con Cartagena de Indias.

 

En el capítulo Un tesoro escondido: El camino Real de Riosucio, Caldas, la información presentada permite conocer el porqué de su denominación cómo Real, lo que se debe a su técnica constructiva, la cual fue apoyada en la ingeniería colonial; en el texto se describen rutas y ramales, así como las motivaciones para el movimiento del camino original y su influencia comercial sobre la vida de Riosucio. Igualmente, se aborda la figura del carguero humano como medio de transporte de personas y de insumos; también cuenta con descripciones de algunas de sus características corporales y del trato que recibió.

 

El acercamiento a esta historia, que se logra gracias al aporte de quienes cultivan inquietudes culturales, investigativas y las divulgan, es un acierto, y gracias a ello se posibilita un saber sobre algo que se puede definir como una hazaña de época, que buscaba integración, comunicación, progreso y desarrollo.

 

Contar la historia del camino crea cercanía, despierta nuestra sensibilidad de riosuceños, motiva nuevos conocimientos y lleva al disfrute del territorio y su paisaje, y también nos traslada a imaginarios de otras épocas. Nos estimula los recuerdos. El mercado del Camino Real, espacio-lugar; asentamiento que motiva este trabajo, es un hallazgo y una oportunidad que se le presenta a Carlos Mario, con su llegada a este suelo. Asume este proceso como un compromiso personal que le estimula a, explorar algo más de los tiempos pasados, a enriquecer su conocimiento, a apreciar desde el paisaje y la distancia lo que fue el trazo del Camino Real, y a tener sensaciones como las que se despiertan al visitar un museo, ver las pirámides o los caminos rescatados y recrear sus propias vivencias.

 

Las inquietudes planteadas como motivación para esta investigación se van resolviendo en la lectura. También encontramos noticias sobre fenómenos culturales, físicos, procesos históricos, sociales y económicos. Sobre los caminos de herradura se incluyen fragmentos de la investigación y se evidencia como el “real” se transforma para permitir una nueva forma de transitar, dado que se requería el paso de las mulas, de las yeguas, de los caballos cargados de gente y equipajes. El desarrollo del comercio superó el objetivo del tránsito de gentes y provisiones. Llega también, con los caminos de herradura, una manera diferente de la proyección del tiempo, de cubrimiento de las rutas, de la necesidad de reposo de los animales en unas condiciones favorables para su nueva jornada, se modifica la estructura del camino y su forma constructiva en amplitud y materiales.

 

Esta publicación aporta a la historia local, la que tiene como propósito el análisis de cualquier clase de acontecimiento que acerca a lo propio y de allí su valor, además hace que no pasen inadvertidas las culturas, las creaciones, los hechos, las personas y los eventos. La pequeña historia permite el rescate del olvido y con el aporte de la comunidad se obtienen más visiones. Al recorrer el camino no solo transitamos el real, sino que también caminamos por las calles y lugares del Riosucio de hoy.

 

Los testimonios, “Entrevista con la Historia” son en esta investigación un apoyo y aporte importante. La tradición oral, herramienta de transmisión o comunicación que se mantiene de generación en generación, tiene en estos testimonios la magia de la descripción y del ingenio de la imaginación, así como el encanto del leguaje simbólico y coloquial.

 

El haber contado en este proceso de investigación y escritura con la asesoría y guía de Oscar Henao Carvajal le ha dado a Carlos Mario, la confianza y tranquilidad para entregar este libro y haber desarrollado una estructura, metodología y un ritmo narrativo que lleva a una agradable lectura documentada. Como lo señala también el autor en la introducción, Oscar ha sido generoso en sus aportes, con su amplia y reconocida experiencia y conocimiento sobre la cultura y la historia de la región, ayudó a consolidar este proyecto.

La tarea de compilación ha sido compleja, y en su desarrollo, el autor logra mantener la atención, cada nueva página estimula a continuar la lectura, a conocer más historias y a conservar las memorias para comprensión de lo que somos y hemos construido.

Gloria Inés Palomino Londoño

Exdirectora de la “Biblioteca Pública Piloto” de Medellín.

El camino Real(2).pdf

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